LA IGUALDAD

     Este post está escrito para hacer ver la igualdad en el campo de la pareja, del amor. Soy consciente que la mujer en algunos campos puede llegar a ser igual  que el hombre y en el campo laboral puede desempeñar su papel con igual destreza e inteligencia.  También creo que el compartir las tareas del hogar entre los dos (cosa impensable hace unas décadas), ha sido un paso decisivo e importante para el mantenimiento óptimo de la relación entre la pareja y dentro de la propia familia. En este artículo, me refiero a la igualdad en el arte de la conquista, en el arte de de llevar una vida familiar juntos. No quiero que se mezclen los dos conceptos. Creo que soy una persona que está totalmente en contra del machismo, pero también del feminismo radical, que viene a ser lo mismo pero con distinto nombre. La mujer tiene los mismos derechos que el hombre, o al menos debería de ser así, pero también tiene los mismos deberes y en ese concepto tanto el machismo como el feminismo radical, solo se traduce en derechos, no en deberes. Con respecto a la pareja, cuando uno de los miembros trata de imponerse sobre el otro, la pareja se deteriora. El respeto y la tolerancia mutua acabarían con estas diferencias si no se impusiera una tendencia patente denominada... egoísmo. Es obvio, que la sociedad ha cambiado en algunas aspectos para favorecer a la mujer y eso indirectamente también favorece al hombre. Sin embargo en otros, la mujer con el cambio, o mas bien con la idea equivocada del cambio, ha perdido mucho y a ese apartado es al que hago mención Los hombres y las mujeres somos distintos. Nuestra forma de pensar por lo tanto es distinta también. Tal vez la educación recibida de nuestra familia y de la sociedad en general, que queramos o no queramos, en tiempos anteriores actuaba directa e indirectamente para crear dos normas de comportamiento distintas y que iban acorde con los tiempos que corrían y con las situaciones que la propia sociedad marcaba e  imponía y que había logrado que cada uno de ellos representara un papel diferente. Ese papel estaba bien definido y cada cual se encontraba en el suyo sin interferir casi, en el papel del otro. Es por lo que se crearon unas diferencias que lograban un complemento idóneo tanto a nivel pareja, como en la educación de los hijos, como en el respeto hacia los mayores, o a nivel de situaciones impuestas por el propio estado o movimiento  de las circunstancias colaterales.

   Con respecto a la pareja, es patente que el papel desarrollado por la mujer con anterioridad, había logrado que el hombre la respetase, la adorase y también que la necesitase. Actualmente esto no sucede así (sin ánimo de ser radical, dado que hay excepciones).  Con su afán por la igualdad con el hombre, la mujer ha perdido mucho. En unas décadas la mujer ha dado un cambio considerable, y prácticamente sin que el hombre fuese muy consciente de ello. Sin embargo actualmente, ese mismo hombre se encuentra ante una mujer totalmente desconocida, ante una mujer que ya no le resulta misteriosa, dado que esta se define tal cual es, sin temores, sin contemplaciones. Con la pérdida de ese misticismo, la mujer ha pasado a un segundo plano con respecto al interés despertado en el hombre.

   La mujer se ha tomado tan en serio ese nuevo papel de igualdad con el hombre, que ella misma se encuentra un poso desubicada, digamos que no encuentra su verdadero lugar. Quiere ser igual que  el hombre y al mismo tiempo desea gozar de los mismos privilegios que él le otorgaba en el pasado. Cosa que es prácticamente imposible desde un punto de vista objetivo.

   La mujer no puede esperar del hombre un tratamiento similar, cuando se ha convertido en cazadora en vez de dejarse cazar...es imposible.

   La mujer con su dulzura,  con su inteligencia, podía dar una apariencia de sumisión, que estaba muy lejos de la realidad y la mayoría de las veces ella dominaba la situación al completo, porque sabía donde estaba su limitación y sabía buscar la manera inteligente de no permitir que el hombre la traspasara y eso sin hacerle sentir mal al hombre en su papel, sin imponer su prepotencia. Eso ha desaparecido casi totalmente. La mujer ahora impone unas reglas a seguir abiertamente y eso la ha desbancado del lugar en que el hombre la tenía colocada y  desde donde recibía su adoración mas completa.

   La mujer y el hombre deben de complementarse y así ha sido durante siglos. En las últimas décadas, la mujer ha perdido mucho de su feminidad, se ha masculinizado. El deseo de ser igual que el hombre la ha llevado a extralimitar su posición. No cabe duda de que la mujer en el campo intelectual (incluido el laboral), puede desempeñarse como un hombre, eso sin lugar a dudas. Algunas veces, pierde un poco sus modales al querer demostrar que lo hace mejor que el hombre en sí , pero gracias a Dios estás son las menos. Si hablamos del campo sentimental, en lo que a la pareja se refiere, la mujer ha perdido mucho, ha perdido encanto, ha perdido interés para el hombre, ya que no es la mujer de antaño a la que había que conquistar y posteriormente amar. El hombre por su instinto de macho, desea ser conquistador. Actualmente la mujer no se detiene  (y en ningún momento trato de generalizar), ella va a por el hombre, no sigue las reglas y el hombre pierde el interés. El hombre ama la cacería, la desea y pondrá todos los medios a su alcance para conseguir la presa. Si la presa se le ofrece sin que tenga lugar la cacería, pierde todo interés para él, dejando mal parada a esa mujer que no se detiene ante las reglas impuestas por una propia ley natural y universal, sin darse cuenta que de esta forma no logrará nada, no logrará conseguir el interés ni el amor de un hombre, por lo tanto nunca tendrá esa adoración de su parte que como mujer se merece. Lo único que consigue es un pequeño interés momentáneo, pero tan pasajero que la mayoría de las veces ni lo percibe. Nunca conseguirá el amor del hombre. Entretanto vaga en busca de él, sin darse cuenta de que está fuera del lugar que le corresponde y que a menos que conscientemente se dé cuenta de ello, no conseguirá ese preciado regalo. 

   Esto no resulta trágico, siempre que la mujer sea consciente de lo que tiene entre manos y que tenga bien definido cuales son sus objetivos. Si no es así, la mujer seguirá vagando en busca de lo que perdió, y no lo hallará de nuevo en tanto se siga alejando de su papel.
    Cabe destacar, que si en el correcto desenvolvimiento como mujer conquistada no logra conseguir el amor de un hombre determinado, en el papel de cazadora tampoco lo logrará.