Estos dos signos tienen muchas cosas en común. Los dos son entusiastas, sociables, inteligentes y tienen un excelente sentido del humor. Comparten el altruismo, por lo que es fácil que compartan el ser simpatizantes de algún grupo social dedicado a la ayuda colectiva.
Los dos brillan en público, Leo por su sentido del humor tan sutil y Sagitario por su encanto, por lo que no le faltarán invitaciones a eventos. Se verán siempre rodeados de gente, porque les es sumamente fácil conseguir amigos. Los dos tienen vigor y fuerza por lo que resultarán incansables. También aman la libertad por lo que es difícil que el uno absorba al otro. Lo que pasa es que con tanta salida, tantas amistades, tanto movimiento y tantos intereses creados que les mueven, se olvidarán un poco de que necesitan demostrar sus sentimientos. Esto puede resultar peligroso porque puede suceder que cuando se den cuenta de lo superficial que se ha vuelto su relación en el campo sentimental, les sea imposible ya recuperarla a que el amor se habrá enfriado. Esto puede ser aun mas peligroso, dado el encanto que ambos tienen para el sexo contrario. No sentirán celos el uno del otro, pero es posible que cuando se den cuenta su relación ya no se podrá recuperar, porque habrá aparecido en medio una tercera persona. Ese amor tan grande que sintieron al principio de la relación deberán regarlo y abonarlo, si no lo hacen cometerán un grave error y cuando alguno de los dos quiera subsanarlo se encontrará con una barrera infranqueable por parte de su pareja que probablemente les llevará a la ruptura.
En el campo sexual se entenderán muy bien. Los dos son apasionados como buenos signos de Fuego. Su afán por salir y relacionarse con los demás, hará que muchas veces pierdan de vivir momentos sexuales que les son muy placenteros.
Las parejas que conozco compuestas por Sagitario y Leo, tienen una relación altamente satisfactoria, ausencia de celos, ausencia de absorción mutua, total libertad. Se sienten muy bien juntos, se entienden, se comprenden, se compenetran. Sin embargo he conocido alguna pareja (muy raramente, también hay que decirlo) que la rutina había conseguido un enfriamiento de la relación y esto había llevado a que alguno de los dos se viese involucrado en alguna conquista extra-matrimonial, que había conseguido dar al trato con su relación de pareja. Es una pena porque pudieron haberlo remediado a tiempo.
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